Esta es la carta que una usuaria de la Vivienda de Apoyo a la Reinserción escribió durante un taller como forma de demostrarse todo lo que ha aprendido durante este proceso, de agradecerse a ella misma su esfuerzo y de retomar con confianza y gratitud esta nueva etapa de su vida:

«Hola querida amiga, me dispongo a escribirte esta carta para que sepas todo lo que nunca te dije.

Siempre dicen que el que escribe plasma sus sentimientos, pues allá voy.

Siempre he caminado contigo en la vida viendo cada caída tuya y viendo cada vez que te has levantado a pesar de la magnitud de tus caídas, que no han sido pocas y tú lo sabes…

Tienes una fuerza interior que ya me gustaría a mí tenerla, te sobrepones a todo siempre con una sonrisa. Eres constante, trabajadora, cariñosa, noble y muy enfática, aunque algunas veces has decidido coger por caminos de arenas movedizas que han sido largos, duros, dolorosos, pero me has demostrado que has salido y eso te hace ser la persona que hoy eres, fuerte, valiente y guerrera de las de verdad.

Estoy muy orgullosa de ti, de tu cambio constante. También me he dado cuenta de que tienes razón cuando dices “amiga a veces hay que perderse para encontrarse a una misma”. Sé que has pasado unos años perdida, muy perdida, pero al final has luchado contigo misma esa batalla infernal y ha ganado tu esencia y tu autenticidad.

Amiga, siempre serás un ejemplo para mí de cómo luchar ante las adversidades, los días negros y como al final lo pintas todos de colores.

Estoy muy orgullosa de ti y como tú dices “me he quitado la venda de mis ojos y con ella me he hecho un lazo en el pelo y ahora estoy más guapa y menos ciega”.